Cómo pueden los ebooks, apps y audiolibros mantener a los jóvenes enganchados a la lectura

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En los últimos estudios sobre la lectura, muchos indicadores señalan que está existiendo un éxodo entre los jóvenes, y no tan jóvenes, debido a la creciente oferta de contenidos audiovisuales en streaming.

Según el reciente Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2018, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), también indica con claridad que los jóvenes hasta los 14 años leen mucho (70%) pero al ‘descubrir’ plataformas como Instagram, WhatsApp o YouTube dejan de leer hasta descender a un 40%.

Si seguimos analizando los datos del barómetro en cuanto a contenidos digitales, podemos apreciar que estos soportes, en crecimiento, pueden ser también un estímulo para reforzar y retener lectores. Veamos.

Según se concluye en el informe la de FGEE, el 78,3% de los españoles mayores de catorce años leen algún tipo de contenido en soporte digital, incluyendo la prensa digital, webs, blogs,  foros o redes sociales, una cifra que sigue en aumento; asimismo, prácticamente todos los lectores digitales son lectores frecuentes.

El e-Reader y el ordenador son los dispositivos que más se utilizan para leer (12,0% y 11,0% de la población respectivamente) y un 6,7% lee libros en el móvil. Además, en los últimos ocho años, los lectores en formato digital han pasado de un 5,3% al 28,7%, frente al actual 38,7% que sólo lo hace en papel.

Como ya se observó en el Barómetro del año pasado, el incremento en la lectura de contenido digital no se traduce en un incremento en paralelo de la lectura total, lo que sugeriría una paulatina transferencia de lectura en papel a lectura digital. No obstante, según las cifras publicadas por KVB Boekwerk / GfK, la lectura de libros electrónicos alienta a los lectores a leer más (el 21% de los compradores de libros digitales compran al menos una vez al mes), especialmente en los Países Bajos, donde se realizó el estudio.

Por otra parte –siguiendo con el Barómetro- el lector digital lee más que los lectores en papel (13 libros de media al año frente 11 libros). Este dato lo avala también el retrato robot del lector en pantallas que publicamos en Dosdoce el pasado mes de noviembre.

De tal modo que el perfil del lector digital es algo más joven –incluyendo a los Millenials- que el lector exclusivo en papel, no se observan diferencias en función del sexo y del nivel de estudio pero son ligeramente más intensivos que el que sólo lee en papel: leen y compran más libros al año y disponen de más libros en el hogar (el 34,8% de los entrevistados reconocieron que se descargaron libros pagando por ellos). Lo mismo ocurre con los datos que hemos visto de libros digitales.

Por primera vez el Barómetro también analiza el uso de los audiolibros por parte de los lectores. El 2,5% de la población de 14 o más años escucha audiolibros con frecuencia dentro de un trimestre. Un 1,1% lo hacen frecuentemente, al menos una vez a la semana.

Según los datos de las principales plataformas de comercialización de audiolibros, el 35% de sus lectores tienen menos de 30 años por lo que este formato podría ser una atractiva forma de mantener, recuperar y atraer a lectores.

Haciendo mención de nuevo al estudio de KVB Boekwerk / GfK, los lectores de ebooks escuchan audiolibros con mayor frecuencia que aquellos que nunca los leen: el 35% de los lectores de libros digitales afirman consumir  libros en formato audio. El 8% dice haber escuchado un audiolibro una vez a la semana; y en los últimos 12 meses, el 13% de los holandeses leyó un libro digital y escuchó un audiolibro.

Ya es familiar la idea de cómo los audiolibros pueden ayudar a tener una mejor comprensión lectora, tanto en casos acusados de tal deficiencia como la dislexia, como en general, sobre todo en edades tempranas. Jamie Martin lo corrobora gracias a su experiencia con sus alumnos, que defiende que leer “con los ojos y los oídos” al mismo tiempo puede ser ayudar tanto para las habilidades de decodificación como la comprensión de un texto.

Es esta mayor comprensión la que la que puede hacer que, pasadas las frustraciones y miedos, la motivación para leer sea mayor en esos casos en los que la lectura se pone cuesta arriba. Y, por tanto, una mayor probabilidad de que en lugar de abandonar el ejercicio de la lectura, aumente la afición.

El Barómetro también señala que los jóvenes de entre 15 y 24 años dejaban de leer atraídos por otros formatos online, sobre todo de contenidos en streaming.  La influencia de las plataformas de entretenimiento en streaming ya había alertado al sector editorial, como así quedó patente en el estudio elaborado por la Asociación de libreros y editores de Alemania. En él se descubría que  Alemania ha perdido 6 millones de lectores en los últimos 5 años a la vez que, como en México, crecen los consumidores de plataformas de contenidos en streaming como Netflix.

Continuando con los contenidos en audio, la radio también está siendo absorbida por los contenidos en streaming y los podcasts. Según los datos recogidos en The Guardian desde 2010, cerca de 840.000 jóvenes de entre 15 y 24 años han abandonado la radio para siempre. Además, entre los 6,5 millones de personas que aún la sintonizan, la cantidad de tiempo que la pasan escuchando ha descendido hasta un 29% entre 2010 y 2018.

¿Dónde están esos jóvenes? En Spotify, en Apple, en Amazon Music y, claro, en  YouTube. La BBC señalaba que el año pasado había descubierto que los jóvenes de 15 a 34 años pasaban más tiempo escuchando servicios de música en streaming hasta representar alrededor de un tercio de su tiempo de escucha, desde más o menos el 10%.

Definitivamente, el hábito ha cambiado o, al menos, hablando de según qué generaciones (de hecho, en el “Estudio de Inversión en Medios 2018”, del Departamento de Investigación de Merca2.0, se señala cómo la generación anterior, la llamada Generación X, ya muestra hábitos similares: escuchan música por la mañana con 82% de ellos sintonizando las radios, por la tarde 65%; y por las noches lo más escuchado son los audiolibros).

Los altavoces y asistentes de voz inteligentes no van ser necesariamente un sustento para las emisoras de radio ya que los usuarios pueden hacer multitud de usos con ellos, desde consultar, oír audiolibros, música, podcasts.

¿Qué se puede inferir de todo esto? Que el sector necesita mirar a estos jóvenes entendiendo sus nuevos hábitos. Spotify, que cuenta ya con más de 200 millones de usuarios, ha visto claramente esta tendencia y estima que en los próximos años  el 20% de todos de sus usuarios escucharan contenidos no musicales (podcasts, audiolibros, etc.).

En este contexto se entiende perfectamente la apuesta en firme de Spotify por la comercialización de contenidos basados en la palabra hablada que les ha llevado a   invertir cientos de millones en dos compañías de podcasts, y destinar hasta 500 millones de dólares (387 millones de libras esterlinas) para más adquisiciones en este ámbito sólo en este año.

La clave no es tener los contenidos en el adecuado formato digital, que cada día más editoriales lo están haciendo. La verdadera clave es su comercialización en plataformas de streaming y subscripción donde desgraciadamente muchas editoriales y agentes no comercializan sus contenidos dado que piensan que supuestamente canibalizan las ventas unitarias sin entender que es la única manera de llegar al colectivo de jóvenes de entre 15 y 24 años.

“Los jóvenes no van a ir a ninguna librería, así que tendremos que ir nosotros donde están”. Así lo afirmaba hace unos días Miguel Barrero, nuevo presidente de la FGEE. De modo que si queremos recuperar a esos jóvenes lectores habrá que llegar a sus móviles y a las plataformas de streaming.

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